martes, 22 de diciembre de 2015

El pronombre



Definición y características

Los pronombres representan a los mismos seres u objetos que habitualmente se nombran mediante sustantivos. Por ejemplo, ella ha salido, alguien llamo.

Los pronombres poseen las siguientes características: 

Significado. Los pronombres carecen de significado léxico propio; el suyo es, más bien, un significado ocasional, pues cada vez que se emplean pueden nombrar a una entidad distinta. Por ejemplo, quiero ese, un libro, un pastel, o cualquier objeto próximo al hablante.

Forma. La mayoría de los pronombres admiten variación de género y de número. Algunos también tienen variación de persona. 

Función. Los pronombres pueden construir por si mismo un sintagma nominal, como tal, pueden desempeñar la función de sujeto o de complemento. Por ejemplo, esto es insufrible, quiero algo. 

Los pronombres se dividen en dos grupos: 

Personales. Hacen referencia, tal como su nombre indica, a las personas. Por ejemplo, yo, nosotros, ellos.

Determinativos. Se clasifican a su vez, en demostrativos, posesivos, numerales, indefinidos, interrogativos, exclamativos y relativos.



Los pronombres personales

Los pronombres personales tienen las características siguientes: 

  • Significado. Sirven para nombrarnos a nosotros mismos  (primera persona), a la persona o personas que escuchan (segunda persona) o a los demás seres u objetos (tercera persona) sin emplear un sustantivo, por ejemplo, voy contigo, pienso en ella. En otras palabras, representan a las mismas entidades que habitualmente se nombra con un sustantivo.
  • Forma. Se organiza en tres series que se corresponden con las tres personas gramaticales:
Primera persona. Es quien habla. Por ejemplo, yo, mí, entre otros.

Segunda persona. Es quien escucha. Por ejemplo, tú, ti, entre otros.

Tercera persona. Es ajena a las anteriores. Por ejemplo, el, lo, entre otros.

En cada serie, además, se distinguen unas formas tónicas y otras atonas.

  • Función. Adoptan formas distintas según la función que desempeñan en la oración. Esta variación de forma según la función se llama “flexión pronominal”.


Enclíticos y proclíticos

Los pronombres pueden aparecer adheridos al verbo o separados de él. Son enclíticos cuando van después del verbo y forman con él una sola palabra. Por ejemplo, cómpralos, escúchanos. Son proclíticos cuando apareces antes del verbo y son una palabra aparte. Por ejemplo, los compra, nos escucha.

Los pronombres personales tónicos

Se distinguen por tener acento fónico. Solos o con preposición pueden sustituir un enunciado y desempeñar las funciones del sujeto o de complemento nominal o verbal. Por ejemplo, ¿Quién consulto el manual? El, ellos conocen a mis padres, iba mucha gente con ella. Las formas pronominales que desempeña la función de complemento van siempre precedidas de preposición (en la casa de ella); salvo conmigo, contigo y consigo, en las que la posición esta fundida con el pronombre.

Los pronombres personales átonos

Los pronombres personales átonos carecen de acento fónico, los que les impide aparecer aislados en un enunciado. Esto quiere decir que acompañan siempre a una forma verbal de la cual, además, dependen. Por ejemplo, le entregaron el manual y se puso a leerlo de enseguida.

Con las formas de indicativo y de subjuntivo, los pronombres personales átonos van delante del verbo (lo vi). Con las formas del imperativo, de infinitivo y de gerundio, van detrás del verbo y unidos a él (dime).

Los pronombres personales átonos de primera y segunda persona pueden asumir las funciones de objeto directo (me engaño) y objeto indirecto (me vendió un horno). En cambio, los de terceras personas se rigen por las siguientes normas:

Cuando desempeñan la función de objeto directo se emplean las formas “lo, la, los, las”. Por ejemplo, lo engaño.

Cuando funcionan como objeto indirecto se emplean las formas “le y les”. Por ejemplo, le vendió un horno.


Fenómenos con los pronombres 

En el uso de los pronombres se constatan algunos fenómenos que es importante tener en cuenta: 

• Leísmo. Este es un fenómeno que se presenta, sobre todo, en el español peninsular. Consiste en el uso de le en funciones de objeto directo. Por ejemplo, He visto al vendedor > Le he visto (en vez de Lo he visto). Este fenómeno se acepta como correcto cuando se refiere a personas, en cambio, no es aceptable cuando se refiere a cosas. Por ejemplo, A mi hermano le quiero mucho, *Ese libro no le tires. 

•Laísmo. Consiste en el uso de la en función de objeto indirecto. Por ejemplo, Trajo un regalo para Sonia > *La trajo un regalo (en vez de Le trajo un regalo). 

• Loísmo. Consiste en el uso de lo en función de objeto indirecto. Por ejemplo, Pegó una patada a Juan > Lo pegó una patada (en vez de Le pegó una patada).

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