lunes, 15 de mayo de 2017

Impacto de la biotecnología en la sociedad


Las aplicaciones del conocimiento científico, cualquiera sea esta, más tarde o más temprano repercuten en la vida del individuo y de su comunidad. Con las aplicaciones biotecnológicas modernas, los científicos están manipulando la naturaleza en una forma tal, que los futurólogos del siglo XIX nunca se lo imaginaron.

Es por ello, que ha surgido la necesidad de normar las actividades que se realizan en la investigación sobre la biotecnología. En este sentido, mi país Venezuela ya posee un código de Bioética y Bioseguridad.

La bioética propone debatir los problemas que pueden afectar a la sociedad y elaborar recomendaciones que se basen en la evaluación de los pros y los contras, que puedan orientar a la sociedad a la hora de tomar decisiones.

Hay muchos ejemplos de aplicaciones biotecnológicas, algunos beneficiosos porque han mejorado la calidad de vida de los humanos, en cambio, otros pueden se dañinos o potencialmente peligrosos. Mientras mayor es el conocimiento que se tenga sobre una situación, mayor es la probabilidad que la decisión se tome más acertada. En consecuencia, como ciudadanas y ciudadanos que formamos parte de una sociedad, que cada día está más tecnificada, hay que estar muy bien informado y asomarse con mucho cuidado a las posibilidades de las aplicaciones biotecnológicas, ya que pueden repercutir en el bienestar de la humanidad, interpretándose bienestar no solo desde el punto de vista de salud humana, sino desde el punto de vista de la salud ambiental y del planeta. 

La biotecnología se ha anotado algunos éxitos como los derivados de modificación de bacterias para producir insulina y hormona del crecimiento humano. Otros productos farmacéuticos, generados de la manipulación genética de microorganismos, son el interferón, que es utilizado para el tratamiento de algunas hepatitis y ciertos canceres y la eritropoyetina, que se suministra a pacientes sometidos a diálisis, para reponer los eritrocitos perdidos durante este proceso. 



En la búsqueda del mejoramiento de las plantas, la biotecnología ofrece soluciones que van desde crear cultivos cuyos rendimientos superan con creces las variedades naturales, hasta sembrar especies transgénicas, que producen su propio plaguicida. Sin embargo, el conocimiento genético actual dista mucho de ser tan completo como para predecir todas las transformaciones que toda la transgenia pudiese producir en las nuevas especies y eso significa, que no se sabe ni se puede medir con certeza si los efectos son irreversibles y si estos repercutirán a futuras generaciones.

Antes el aumento del número de hectáreas de cultivos transgénicos en algunos países, la polémica se incrementa, así, las organizaciones ecologistas han solicitado la prohibición total de cualquier tipo de producción de transgénicos. Estas organizaciones no gubernamentales (ONG), invocan el “principio de precaución” ante los posibles riesgos derivados de esta tecnología y se oponen a la liberación de organismo genéticamente modificado al ambiente.

La evaluación del impacto de los transgénicos debe apuntar a aceptarse siempre y cuando el riesgo de su aplicación sea “aceptable”, esto quiere decir que es beneficioso. Los beneficios de tipo económico no deben imponer su utilización.

Sin embargo, la relación entre conocimiento y aplicación tiene implicaciones económicas, debido a los altos costos del desarrollo tecno-científico, que generalmente son financiados por empresas privadas, lo cual implica una fuerte presencia de valores comerciales, en consecuencia, a la hora de tomar decisiones para desarrollar los productos transgénicos a gran escala, los intereses monetarios predominan sobre otros. 

Buena parte de los alimentos que ingerimos contienen derivados de soja y de maíz, en gran medida importados de países que producen a gran escala cultivos transgénicos. Estos productos son parte de nuestras dietas sin control alguno y sin nuestro consentimiento, puesto que los países productores y la industria no aceptan segregar y etiquetar los productos transgénicos, violando el derecho fundamental que tenemos todos de decidir libremente lo que producimos y consumimos.

La intervención genética en general, y especialmente en los humanos, es tremendamente difícil. El equilibrio funcional de los genes es altamente complejo y, por tanto, cualquier modificación es susceptible de introducir cambios de consecuencias impredecibles. El riesgo es grande, a pesar del alto desarrollo tecnológico, pues cualquier alteración genética tiene implícitos los riesgos inherentes de la forma en la que finalmente ocurra la expresión génica.

Parece que se impone la cautela como la mejor en este tipo de intervenciones. Esto no significa renunciar a las investigaciones en este campo siempre y cuando se hagan en el beneficio de todo el planeta hoy y siempre. 

2 comentarios:

Unknown dijo...

saquen la wid

Anónimo dijo...

ESTA BUENO

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