Los extremos septentrional y meridional de nuestro planeta, debido a la menor incidencia de los rayos solares, son extensiones heladas, de clima gélido, cuya cubierta de hielo permanente forma los denominados "casquetes polares". En el Polo Norte se sitúa la región ártica, y en el Polo Sur, la Antártida. La región ártica es en realidad un océano helado, rodeado de tierra, mientras la Antártida es un continente recubierto de hielo y nieve, rodeado de agua. Los medios polares son 1 lugares más fríos del planeta, por eso se trata de zonas, en general, poco habitadas. También han sido las últimas áreas exploradas por los seres humanos, debido a la hostilidad de su clima. En las zonas de hielos permanentes, las temperaturas llegan a descender más de 50°C bajo cero.
El Polo Norte
La Antártida
El área polar sur se encuentra ocupada por un enorme continente helado: la Antártida. Es el único territorio del planeta que no posee población autóctona y, de hecho, su ocupación actual es mínima, pues se limita a sólo algunos científicos instalados en estaciones de investigación de los países miembros del Tratado Antártico, las mismas que se hallan desperdigadas por todo el territorio. La Antártida es probablemente rica en recursos. Los geólogos ya saben de la existencia de yacimientos de carbón en los montes transantárticos, y estiman que hay petróleo cerca de la península Antártica. Otro recurso interesante es el krill, un pequeño crustáceo que sirve de base a la cadena alimenticia antártica (focas, ballenas, pingüinos) y que podría ser utilizado para el consumo humano. Sin embargo, no hay explotación de ningún tipo, en virtud del Tratado Antártico, que pretende convertir al gran continente en una reserva ecológica. A pesar de todo, existen reclamaciones territoriales, actualmente en suspenso, por parte de varios países.
La banquisa
La banquisa (del alemán eisbank, 'banco de hielo') es el conjunto de placas de hielo flotantes sobre los océanos glaciales. Constituye el límite de los casquetes helados. No se trata de una frontera fija, ya que el aspecto y tamaño de los casquetes polares varía considerablemente a lo largo del año, alcanzando su extensión mínima durante el verano y la máxima en invierno. Además, buena parte de la banquisa no constituye un bloque compacto, sino una masa formada por enormes bloques de agua helada muy próximos entre sí, pero que no están unidos. El límite invernal de la banquisa ártica llega a alcanzar las costas septentrionales de Asia y América, imposibilitando casi por completo la navegación a través de la zona. En la región antártica, la banquisa llega a cubrir una enorme extensión circular de océano, alcanzando incluso las costas de las islas Georgias del Sur y las proximidades de Sudamérica.
Los hielos flotantes
El límite de la banquisa es una región de constante fractura de los hielos, especialmente durante las épocas estivales. El resultado de este desprendimiento de la banquisa es la formación de enormes bloques de hielo flotante, los icebergs, que navegan a la deriva, arrastrados por las corrientes marinas, hasta que terminan por derretirse completamente. En el Polo Sur, el límite de los hielos flotantes no llega a alcanzar las costas de ningún a continente, pero en el océano Glacial Ártico los icebergs han representado a lo largo o de la historia un serio peligro para la navegación.
El tratado antártico
En 1959, los países interesados en la explotación de la Antártida y en su eventual reparto firmaron este tratado como primera fase para la conversión del continente helado en un espacio biológico reservado. En 1991 se firmó el Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente Antártico, que entró en vigor en 1998 y por el cual se declaró a la Antártida como reserva ecológica y científica mundial, exenta de cualquier tipo de explotación económica, colonización o actividad militar. Los países signatarios originales del Tratado Antártico son doce: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Japón, Noruega, Nueva Zelanda. Sudáfrica y la Unión Soviética (hoy Rusia). Ellos tienen la categoría de miembros consultivos, es decir, con voz y voto en las reuniones. Otro tipo de miembros son los adherentes, que aceptan los principios y objetivos del tratado.
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